A partir del próximo lunes día 1 de octubre y hasta el 18 de enero de 2019, la galería About Art de Lugo acogerá la exposición “Calle Desengaño nº1. Los Caprichos de Goya”, una selección razonada de la colección de las 80 estampas de Goya grabadas al aguafuerte y reproducidas por Miguel Seguí y Riera (1858-1923).
SEPTIEMBRE 2018 El 6 de febrero de 1799, en la Gaceta de Madrid aparece un curioso anuncio de venta que versa:
Colección de estampas de asuntos caprichosos, inventadas y grabadas al aguafuerte por don Francisco de Goya (…). Se venden en la calle del Desengaño, número 1, tienda de perfumes y licores, pagando por cada colección de 80 estampas 320 reales de vellón.
Era, ni más ni menos que la primera serie de grabados de Francisco José de Goya y Lucientes (Fuendetodos, Zaragoza, 1746 – Burdeos, Francia, 1828), realizada en una época muy dura para él, cuando comienza a padecer una grave enfermedad cuya secuela será la sordera.
Los Caprichos de Goya se componen de una serie de 80 grabados al aguafuerte, aguatinta y punta seca, en los que el artista por primera vez trabaja con plena libertad, sin encargos, y donde presenta, satíricamente, a la sociedad de su tiempo, tocando temas como el amor, la prostitución, la crueldad en la educación de los niños, el matrimonio de conveniencia, la avaricia, la glotonería de los frailes, el Coco, el inmobilismo de las costumbes, la opresión de la Iglesia, la Corte… desde una postura racionalista propia del movimiento ilustrado con el que simpatizaba, en un universo fantástico donde se mezclan personas con asnos, brujas, duendes y diablos, seres deformados a propósito para exagerar los vicios y costumbres de su época, abriendo así su producción a la subjetividad y la libertad creativa.
La carga crítica de Los Caprichos alertó a la Inquisición y ante el temor a represalias se retiraron de inmediato de la venta. Goya ofreció al Rey las 80 planchas y las estampas editadas aún no vendidas, que aparecen inventariadas en la Calcografía Nacional en 1803, a cambio de un sueldo vitalicio para su hijo.
Los Caprichos tuvieron amplia difusión y se conocieron pronto fuera de España. Fueron el símbolo de «lo goyesco» y transmitieron una nueva manera de afrontar la realidad, presentándola más próxima y expresiva, con un lenguaje más fresco, del que se harán eco los artistas del siglo XIX y XX. Es el final del frío y artificioso grabado neoclásico.
Los Caprichos están considerados como una de las obras más influyentes en la historia del arte europeo, como en el Romanticismo, Expresionismo o en el Surrealismo -en la Exposición Surrealista Internacional de Nueva York de 1936 se expuso una selección de Los Caprichos-, en artistas como Delacroix, Emil Nolde, Max Beckmann, Franz Marc o Paul Klee, escritores como Baudalaire o Malraux que citó Los Caprichos como “un debate entre la realidad y el sueño (…) una especie de teatro imaginario”. En Galicia, entre otros artistas, el propio Castelao manifiesta una fuerte influencia en forma y fondo en su colección de grabados que conformaron entre 1916 y 1918 el Álbum Nós, el documento más importante del nacimiento de la conciencia galeguista, de Castelao, de quien se conoce que guardaba un ejemplar de Los Caprichos de Goya.